Aprender a descansar en Dios es una bendición muy grande, no te niegues esa bendición preocupándote, desesperándote y tratando de resolverlo todo por tus propias fuerzas. Cuando vas al médico, le estás confiando tu salud y esperas mejorar con lo que te receta. Cuando se te descompone el auto, lo llevas al mecánico y confías en que te lo va a dejar bien. Cuando a tu computadora le entra un virus, se la confías a un técnico para que te la formateé, etc.
Cada vez que entregas algo tuyo a otra persona para que lo repare, estás confiando en esa persona, a pesar de que por ser un ser humano puede equivocarse, ¡cuánto más has de confiar en el Todopoderoso que no se equivoca nunca!
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